La Luna hoy brilla más que nada.
En el alto,se observa un niño sentado sobre su superficie.El crío,de tez blanca y manos frágiles,deja sus quehaceres y observa horrorizado la Tierra: Una lucha constante se erigía sobre ella,donde todos ansiaban el poder,llenos de codicia,hambrientos de venganza.Algunos,poseían oro,fortunas y propiedades.Otros,poder sobre multitudes.
Sin embargo,ninguno se sentía libre ni feliz.Todos se rendían a su aprehensión por sus pecados y deseos de mantenerlos vivos a toda costa.Todos velaban por sus intereses.Egoísmo.
No se lo podía creer;aquel lugar que tanto adoraba derramaba sangre,desprendía ira,crueldad;algo que nunca antes había sabido de su existencia.No se lo creía,él,pequeño y pobre muchacho de ojos claros e inocentes,joven de alma pura y bella.
Tal fue el horror ese día,que en la luna llovió,y su brillo era el reflejo de sus gotas sobre el suelo.La lluvia eran las lágrimas de aquel niño asustado.
Por primera vez se preguntó por qué tanto horror en miles de almas homólogas.Cómo sus hermanos de corazón,apariencia semejante,se quebraban los huesos,mientras los cimientos de lo que habían construido conjuntamente se derrumbaban.
Entonces,al no comprenderlo,sus ojos se oscurecieron,marcó el llano con sus pasos, y con gran pesadumbre apartó la mirada por primera vez;le dio la espalda al mundo.
No lo reconocía,y su decepción le hizo abandonarlo a su suerte,tal y como sus hermanos lo habían hecho.
Desde aquel momento,su rostro se tornó en tristeza hacia un mundo que se hundía con guerras y maldad;ya no habría nadie que los socorriese.
Le dijo adiós.Al mundo que sonreía y por el que respiraba.
Le dijo adiós para siempre.