Se ha cubierto de magulladuras al expresar tal sentir.
Está esperando entre la oscuridad esa llama que acecha en los ojos del mundo.
Al resplandecer se asoma como una aurora boreal,
deja que llueva para guardarnos la mirada,
y se pierde entre los árboles y la desconfianza.
No sabe más que el correr y protegerse de la tinta de aquella hoja de papel.
Al correr más se encierra en la desesperanza,y en los sonidos clavados en la piel.
Al intentar avanzar sólo se oyen los pasos de su parada,
o el ímpetu de tanta rapidez.
Le golpea la brisa del deseo,
como las olas de mar golpeaban su espalda en pleno verano,
y cerraba los ojos a su pesar.
Esos ojos oscuros,que se escondían de los llantos,
y en pleno invierno,con su pálido iris,derretían los copos de nieve.
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