Fue un impacto de bala sobre la pared.
Lo oí resonar al lado de la ventana. Estaba sentada pensando en ti,pensando en por qué yo no soy para ti.
Después se me cayó una lágrima,que tropezó en el suelo,a la vez que la bala que tú lanzaste.
Todo ocurrió en el mismo segundo. Me asomé, y tú solo me miraste con indiferencia, otra vez.
Aunque supieras que yo me habría puesto por delante de esa pared,y me dejaria impactar por ti,
tu mirada siempre me dice lo mismo.
Me imagino esa bala sobre mí,lo siento cada vez que me das la espalda cuando te digo que te quiero.
Esa mirada de indiferencia,esa mirada de que esperas a otra persona,que deseas que esa persona esté en mi lugar.
Y te lo imaginas,me rechazas con rabia,porque mis abrazos no significan nada,ni mis lágrimas tampoco.
No quiero ser sustitución.
Yo no soy el muro que entorpece ese amor que no se corresponde,
no soy la barrera que impide tu felicidad,sino el primer peldaño que te guía hacia ella.
Siempre fui tu consuelo,la primera persona que llamabas y aparecía ahí.
Pero yo nunca recibo ni tu agradecimiento,ni tus abrazos, ni tu cariño.
Me he cansado de ser la alfombra que tú pisas,
la puerta que atraviesas sin querer volver.
Me he cansado de ser tu pañuelo,el que acaba en reciclaje.
La diana que recibe flechas ardiendo,
el saco de boxeo magullado.
Por ello esa bala impacta tu pared. Yo no soy su escudo más.
Quédate con esa bala de recuerdo puesto que mi cuerpo está cansado de albergarlas.
Mi corazón no puede con ello.
No puede con más de esto. No puede contigo.
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