Me adelanté a tu boca,deseándome.
Arrugaste el ceño posición testaruda,
pero acabas cogiéndome en tus brazos.
Y me miras a los ojos como si nada existiera,
o si esa nada,fuera yo simplemente.
Te gusta sonreírme a veces,y hacerte el caballero andante.
Me llevas a casa,pero nunca te invito a pasar;
temerosa de lo que me aguarde,y con la certeza,
de que al cerrar la puerta,nunca quiera verte salir por ella.
Sabes que no hay espacio lleno en el que no estés tú,
no con suficiente oxígeno.
Me recuerda a permanecer sentada en un autobús,
deseando el viaje de vuelta,y a pesar del bonito paisaje,
mis ojos se centren en lo mismo que mi cabeza.
Y que al llegar a la estación,puedas estar ahí,esperándome,
y tus ojos reflejen esa luz perpetua,que queda en el recuerdo,
como los fuegos artificiales.
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