Oigo el compás de mi cuerpo cuando te tiene cerca.
Siento vibrar el viento de desesperación,
quiere soplarte pero no puede,
quiere abrazarte con su brisa,
pero te estoy abrazando yo.
Qué alegría poder tenerte un segundo,
automáticamente le da sentido al resto del día.
Me trae la sonrisa que no he podido encontrar antes,
aunque la haya buscado debajo de las sillas.
Aunque no me devuelvas el abrazo,
a mí me llega con medio abrazarte,
ya te pienso demasiado,
ya te siento sin tenerte y no puedo remediarlo.
No me llames sin yo llamarte
eso es que te estoy olvidando,
que si lo haces se queda en intento.
Aunque no pueda conseguirlo,
podré volcarme del todo en dejarte de lado,
en verte feliz sin dejarme con vida,
la misma que te he entregado yo a ti.
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