viernes, 29 de enero de 2016

Nada se acaba...

Nada se acaba sin gritarle al colchón.
Apretando la almohada contra el pecho,
la nariz apoyada en la tela,
el grito sordo y apagado por el blanco.
Ese momento en el que usas todas tus fuerzas,
aprietas el costado,
cruzas las piernas,
abres los dedos de las manos
y los ojos se cierran.
Como se cierran las puertas
de hospitales cerrados
Se sellan
con carteles de prohibido el paso.
Se abandonan,
se dejan ocupando espacio.
Se arruinan, se pierden,
se vuelven inútiles, inservibles.
Como aquel grito sordo,
el llanto que no escucha,
que no vuelve, que no muerde.
Se lo ha tragado la pared,
por eso nunca dice adiós.
No le hace falta,
ya se ha marchado.

jueves, 28 de enero de 2016

Me salvo yo

¿Alguna vez te has preguntado por qué los koalas duermen más de lo normal?

A mí me gusta pensar que en sus sueños hay un mundo mejor
Como en los nuestros

Pero cuando ese sueño se hace realidad
tan palpable
tan visible
tan demostrable

Cuesta tocarlo
verlo
creerlo

Cuesta pensar que terminará siendo
Cuesta creer que saldrá bien, que no es más que un sueño
Pues tendemos a pensar que las pesadillas tienen más probabilidad

Yo me pregunto por qué

¿Por qué lo malo tiene más probabilidad?

Será por estar rodeados de un mundo lleno de violencia
intolerancia
hambre y desgracia

Entonces por qué
si de verdad hay tanta oscuridad
si de verdad respiramos polución y mediocridad

¿Por qué seguimos respirando calor?
¿Por qué seguimos sintiendo tanto?

¿Por qué seguimos enamorándonos
cada día más de lo que nos pasa
de la vida
del amor?

¿Por qué pensamos entonces que está todo perdido?

Que nada tiene salvación
o que si la tiene no se hallará camino
y será un nudo de desesperación

¿Por qué pensamos que los malos salen ganando?
Que solamente hay culpabilidad o rencor

Que a los viejos les azotan los años
como a los niños esta revolución

Y todos creen que a este mundo se le está ganando
y todos creen que no hay solución

Pero cuando dices que hundes el mundo

Me salvo yo

Nunca cambiaría eso

Nunca puedo dejar de preocuparme
por quien me importa

Quizás no deba
Quizás no debería hacerlo

Pero soy así

Soy así

Si te cuento un secreto
Nunca cambiaría eso

jueves, 14 de enero de 2016

Q-u-é-d-a-t-e

He buscado una poesía en el baúl
para hacerte ver lo bonito de la vida,
o al menos de lo que quiero decirte

Estoy acostumbrada a que te marches,
a ser siempre sitio de paso;
pero déjame decirte que quiero ser tu refugio

Quiero ser aquella a la que abraces por las noches
cuando necesites apretarte a algo

Quiero ser a quien le regales sonrisas por Reyes
y por las fechas importantes

Quiero ser la que te recoge las lágrimas
con las yemas y pinta acuarelas

Quiero ser los ojos que se cruzan
con los tuyos cuando amanece

Quiero ser la que toca la bocina para que salgas de casa,
diciéndote: "ya estoy aquí esperándote"

Quiero ser la boca que te dice hola
 y ya nos vemos más tarde

Quiero ser las manos que hacen burla
de las nubes para resguardarte,
para que te rías a carcajadas
hasta en los días en los que solamente
te ocupa la tristeza

Quiero ser la que te quita el frío,
la que te tapa cuando llueve,
y la que te quiere hasta los días
que tú no lo haces

Quiero decirte lo guapa que estás
cuando estás con pijama y sin peinarte

Quiero burlarme de tus guiños,
hacerte cosquillas por los pasillos

Quiero que llores por lo bonito
de la vida conmigo,
por las emociones que te produce
ver tanta maravilla en el mundo

Quiero que camines de la mano,
viajes, leas, descubras cosas nuevas,
y vueles más alto que antes

Quiero que estés orgullosa de la persona que eres,
que alcances tus metas,
y que cada día después del trabajo
tengas mi beso de te admiro y te quiero

Quiero sonreírte hasta que la cara
se me amolde a la felicidad que supone
tenerte al lado

Quiero besarte hasta que necesitemos comer
y ya no haya manera de que podamos despegarnos,
cuando tú me llames casa
y yo te pida un año más,
porque nunca me creería que te quedaras

Quiero que no vuelvas más,
porque eso significaría que te has marchado otra vez.

Quédate y sé mi hogar

Quédate y hagamos felicidad

Quédate y hagamos girar al mundo con toda su intensidad

Quédate de una vez por todas

Quédate

Conmigo

Pregúntale(s)

Pregúntale a un niño
dónde está el mar.
Te dirá: en el corazón.

Pregúntale dónde el calor, 
dónde el dolor;
en el corazón.


Pregúntale a los malos
dónde la tempestad,
dónde el color
de lo que ha sido y no fue.

Pregúntales qué ha sido de ti
y de mí después de la oscuridad.
Qué ha sido de ellos
emprendiendo la huida
por los surcos y las calles.
Qué ha sido del ancla
tirada al fondo,
a la profundidad del mar.
Qué ha sido de esto, del fin.

Pregúntale si sigue ahí,
la luz que siempre pensamos
que desaparecería,
que pretendía hacerlo,
porque se agota,
se le gastan las energías.
Olvidamos que la energía
ni se crea ni se destruye,
se transforma en la magia,
en los bordes de los fallos
que ahora se hacen correcciones.

Hoy te digo que siempre ha estado ahí.

Tú,que siempre te haces preguntas
y no encuentras respuestas,
o te cambian las dudas.
Tú que buscas la salida
en medio de esta guerra.

Llegará el día.
Llegará el encierro, la calma.
Llegarán los besos por las mañanas, el olor a tostadas.

Entonces, la luz atravesará la ventana y dirá:
Siempre estoy,
siempre he estado.
Soy como el mar...
en el corazón,
en el corazón.

Sin ti

Sin ti el océano es un desierto.
Sin ti las olas me piden humo de menos.
Sin ti el caminante se ha parado a observar;
se hace viejo,
ya no quiere andar,
lleva días de retraso.

Sin ti hay un vacío estrecho entre las palmas.
Sin ti el nogal no sabe cantar con el viento;
era su batería,
su molino.

Sin ti las flores no me parecen
ni la mitad de coloridas.
Sin ti el cielo es gris;
llora sobre la arena
Sin ti la arena es mojada,
pegándose a la piel como una sanguijuela.

Sin ti los juguetes están rotos;
los acordes no han parado de sonar
como un hilo musical en repetición.

Sin ti hay un camino de altura
entre mis llantos y las manos
recogiéndome el pelo.

Sin ti la grasa retorna a las esquinas;
una señal de podredumbre y dejadez.

Sin ti no entiendo los silencios
en conversaciones táctiles
cuando el silencio es lo palpable.

Tu ausencia es estruendo en mi voz.
En las llagas que se van deshaciendo,
que abren escamas por dentro,
que se mueven alrededor de mi cuerpo
buscando la sal que el invierno apagó.

Mar adentro se ha hecho el agua dulce;
llevándose la sal por los agrios momentos
para mantener la sed callada de mí.
Siempre te pongo en aprietos
desde que renegué de esto,
desde que me fundí en un segundo abril.

Ya no me quedan más botones de estoy aquí
esperando que el piso sea el correcto.
Que entiendas que esta carta era para ti,
como todo lo que beso,
como todo lo que ha tocado el viento,
como la sal que mezclas con añil
para no mandarme más versos.

Para renegar tú de mí ahora.
Y tu ausencia y tu silencio...

¿Que será de mí sin saber de todo esto?
Sin esos momentos perfectos...
Sin coger tu mano para servirme de ti...
En el calor en medio del hielo.
En el sabor de una calada más de mis músculos;
de mi piel que se muere de celos;
por no saber,por discernir;
por verte de lejos sufrir todavía.

Subiendo escaleras para alejarte de mí.
Corriendo en senderos de piedra.
Apartando la mirada al tormento.
Aquel que piensa fue cierto.
Aquel que piensa fue así.

Y no ha buscado al corazón apoyado en la pared.

domingo, 10 de enero de 2016

Us

Lo nuestro no se olvida.

Ni con distancia de por medio,
ni con dudas, ni maldiciones.

No se olvida.
Aunque haya mil paredes delante.
Yo siempre veo a través de ellas,
como tú.

Tener fe en lo que siente el corazón
es lo que nos une todo el tiempo.

Esa conexión que no sabemos de dónde viene,
pero sí a dónde va.
A un lugar a unirnos siempre,
a notarnos cerca y ver
que hay recuerdos que no podemos dejar ir,
y que nos quedan muchos por construir.

No sé si será a tu lado,
pero yo siento algo.
Algo que me hace temblar,
que no sea capaz de dormir
si no es soñando contigo.
Que me emociona más que el resto
de los bonitos sentimientos que tengo.

Nunca he llorado tanto
por sentir con intensidad
algo que aún no es nada.
Pero el hecho de estar así
se hace algo para mí.
Esa ilusión que nos invade
y que no dejamos que se apague nunca.

El buscarnos tanto se hace nuestro
como los mensajes
que creamos al caminar.

Y yo pienso que estás ahí.
Me pregunto dónde.
Me pregunto qué estarás haciendo,
si piensas en mí como yo en ti.
Me pregunto que harás sin mí,
si necesitas mi aliento tanto
como yo necesito tu sonrisa.
Si te ha pasado lo mismo
y con el mismo sentimiento.
Si los días se hacen eternos
sin entretenimiento.

Porque es todo pensar y trasladarse.
Con las ganas de vernos y dejarnos llevar.
Con los días pasando añorando el regreso.
Y esperando aquel beso
de un reencuentro sin igual.

Color negro

Cuando recorro el asfalto solo me acuerdo
de aquellas noches pernoctando en soledad,
con las estrellas como luces brillando;
luciérnagas quietas dibujando las líneas
de la vida en las palmas de las manos.

El algodón se volvió amargo
como un café dejado a medias
en una despedida que ha sido
pero realmente no fue.
No merece la pena ser mencionada.
Quizás porque los segundos gastados ansiaban ser libres.
Quizás porque lo que sucede una mañana a la siguiente
no se conoce ni su existencia.
Quizás porque la noche muere y el amanecer se alza,
el negro nace, hace y deshace,
dibuja mil formas nuevas sobre las espaldas,
descarga piedras y pone nuevas cargas.

La noche observa como el sol renace a sus pies.
Cómo se pierde el suelo por hacer
temblar al cielo en un estruendo.
En una llegada esperada pero sin reconocer,
en una llamada que nunca se ha hecho,
en huidas en horas puntas sin consuelo,
sin saber,sin parecer.

Cuando ha desaparecido el anhelo
con todo lo demás.
Se ha hecho quieto el grito.
Se ha congelado.
Como los corazones que no vuelven
y se quieren marchar
mucho más lejos de lo esperado,
mucho más cerca de lo deseado
por siempre jamás.

Por ser humano ha intentado
encontrar la esperanza perdida
en el suelo,
en el rincón mas amargo,
en la colilla tirada sobre el terreno,
sobre los bordes de la inutilidad de esto.

Me dan ganas de escapar,
como al ajeno a nadar contracorriente
en una batalla que no va a ganar
pero recurre a la suerte.
Como los ciegos recurren a otras miradas
haciendo testigo su mirar.
Como los niños que juegan solos
hablando en idioma animal.

Me dan ganas de escapar,
pero hay clavos clavados en el cuarzo.
Es posible desgarrar los zapatos
para correr sobre cristales rotos;
para sentir en cada paso
el dolor de lo que no se va a guardar.

Aquello que almacenaba en cajones
con las fotos de la infancia.
Recuerdes tenues y dulces
carentes de importancia,
haciendo vibrar a almas sin gracia
a pieles que sin pena ni gloria se deshacen,
a jóvenes que buscan una llama
donde las cenizas se esconden.

La vida se esfuma
como aquella niebla a mil metros de altura
pegando tiros como en la segunda guerra mundial.

Hay otras batallas que ya están perdidas antes de realizarse.
Antes de que la bandera se alce
y el escudo se haga propio.

Antes de que el puño apuñale al corazón y lo desangre.

Antes que todo eso,en ese momento,
Prefiero esconderme en la cueva de Platón.

Con mi yo ausente,
sin ver la luz del sol.


Sin sentir su estandarte,
se vive mejor,